Este artículo ha sido traducido de esta página – era demasiado bueno como para no compartirlo. El autor es Anthony D’Ambrosio, ¿te suena? Leélo entero: ¡El final es apoteósico! |
Abres tus ojos y tu mente empieza a pensar en todo lo que tiene que hacer, todo a la vez: reuniones, conferencias, se va a pasar el día de entregar el proyecto…
¿Por qué siempre hay tanto por hacer y tan poco tiempo para ponerse a ello?
Coges el teléfono, echas un vistazo a todas tus notificaciones mientras caminas hacia la ducha, todavía medio dormido.
Eres consciente de que ella todavía puede no haberse despertado, pero aún así le envías un mensaje:
«Buenos días, cariño. Espero que tengas un día increíble»
Enviar esas líneas por Whatsapp te va a servir para dos cosas: para que ella sepa que es lo primero en lo que piensas al despertar y, lo más importante, para que se de cuenta de que no importa lo estresante que sea el día, ella es tu prioridad.
Es perfecto, pero no es lo que haces.
En lugar de eso, abres Instagram o Facebook y empiezas a cotillear la vida de otras personas y, quizá, sólo quizá, le envíes ese mensaje de camino al trabajo.
Hoy en día las relaciones carecen de dirección. De hecho, ahora la gente tiene «rollos», pero ¿qué significa estar de rollo con alguien? ¿Salir juntos de vez en cuando? ¿Estar mandándote mensajes todo el día? ¿Besarle aquí y allá?
Aquí es donde algo falla. Se echa de menos algo.
Las relaciones van vinculadas a la comunicación. Nuestras emociones más íntimas se reservan para la persona a la que amamos pero, si es así, ¿cómo puedes seguir con tu día y aceptar que nunca se las estás mostrando?
Aceptamos, de hecho, muchas cosas que deberían ser inaceptables – cenar con el teléfono en la mano, pelear por WhatsApp, publicar a cada minuto qué estas haciendo en las redes sociales.
¿Sabes en qué ha desembocado eso?
En una sociedad de infieles constantes.
Quizá estás pensando en la fidelidad de una manera tradicional, estoy seguro de que tener sexo con otra persona es lo primero que te ha venido a la mente: enterarte de que la persona que más amas está conectando con otra mientras tú, sin saber nada, sigues haciendo tu vida a su alrededor, queriéndola y demostrándoselo.
Una vez te enteras, todo está perdido.
Pro el Diccionario de Webster define ser «engañar» como «privar de algo valioso a alguien, a través del uso de la mentira o el fraude».
Piensa en el concepto por un minuto.
Sí, tener sexo con otra persona es ser infiel y quizá la causa más dolorosa, pero ¿te has parado a pensar en el número de veces al día en la que engañas o te engañan en tu relación? Falta de comunicación, de atención, de pasión, de intimidad – incluso falta de amor… ¿Por qué nos parece algo aceptable y se ha vuelto algo tan común?
Este tipo de engaño, a la larga, causa muchísimo más dolor que cualquier otra infidelidad que puedas cometer. Das tu corazón a alguien, le amas con todas tus fuerzas, pero aún así, tienes que suplicarle atención. Te sientas y miras cómo actualizan su estado en Facebook con tonterías o suben fotografías para que la gente pueda poner comentarios.
Para un momento y dile que es preciosa.
Llámala después del trabajo y dile: «vístete en 30 minutos, te recojo y te llevo a un sitio especial«.
Haz un esfuerzo.
El amor del que disfrutábamos hace años tiene que volver.
Ese amor que tan exclusivo del que todo el mundo se percata al ver dos enamorados.
Haz que vuelvan esos días de coger la mano, abrir la puerta del coche, de ir a un restaurante «porque sí» o de enviarle flores sólo para hacerla sonreír. Déjale notas para que las encuentre en la chaqueta o el bolso.
Cuando se trata del amor, tenemos que volver a ser niños. Disfruta de nuestros post de amor y todo lo que quieras saber.
Hemos de ser vulnerables y libres… y no podemos serlo si estamos preocupados en detalles de la vida de otras personas.
Dedícale tu atención a ella. Lo que dices y lo que haces es lo que tienes.
Aprecia que está a tu lado. Muéstrale lo mucho que significa para ti pero, lo más importante, hazlo dejando a un lado tu teléfono y centrándote en lo que tienes enfrente.
¿Quién soy yo para darte estos consejos? Aquí tienes mis datos:
– Nombre: Anthony d’Ambrosio
– Edad: 29
– Trabajo: Productor de Apple
– Estado: Divorciado
Si por lo contrario, crees que este artículo no va contigo, que tu relación es de amor absoluto y que no tienes dudas sobre si tu pareja es infiel, entonces ven y realiza nuestro test de infidelidad.